Papaya con puntos blancos dentro: beneficios, propiedades y usos en la cocina

papaya con puntos blancos dentro

La antracnosis está causada por el hongo Colletotrichum gloeosporioides de la familia Ascomycetes. Esta enfermedad se encuentra en todas las áreas donde se cultiva la papaya y es la principal causa de la pérdida de frutas en la postcosecha. Se estima que esta enfermedad puede causar pérdidas en la postcosecha de hasta el 17%, pero si se combina con un mal manejo, este porcentaje puede aumentar.

Esta enfermedad puede afectar las hojas, las ramas y los frutos, pero el mayor daño se produce en los frutos. También se ha observado que Colletotrichum gloeosporioides puede dañar otros cultivos como el aguacate, el plátano, los cítricos, el mango y otras frutas tropicales.

Las lesiones causadas por esta enfermedad son de color rojizo o café claro y tienen forma circular, creciendo hasta alcanzar un diámetro de hasta 2.5 cm o más. A medida que la enfermedad avanza, pueden formarse masas de esporas de color salmón o rosado-naranja en la superficie del fruto, llegando a formar patrones de anillos concéntricos en las lesiones hundidas. Las lesiones pueden volverse de color café oscuro o negro. A veces, varias lesiones se unen y forman una lesión mayor y más irregular, aunque cada una conserva un borde bien definido. Aunque las lesiones se hunden, generalmente no penetran profundamente en la pulpa del fruto. La pulpa afectada adquiere un sabor amargo.

Otro síntoma común de la enfermedad son las lesiones conocidas como “mancha chocolate”, que son de color rojizo-marrón y tienen forma irregular o circular, con diámetros que van de 1 a 10 mm. A medida que la fruta madura, estas manchas crecen rápidamente y se vuelven lesiones circulares y hundidas de hasta 20 mm de diámetro.

La infección ocurre desde que la fruta está en el campo y generalmente permanece latente hasta la cosecha. El hongo puede permanecer en frutos caídos, hojas marchitas, hospederos alternativos u otros materiales orgánicos. Cuando la estructura reproductiva del hongo cae sobre la superficie del fruto, germina y penetra en él, aunque generalmente no se desarrolla si el fruto está “verde”, esperando a que madure.

Las condiciones de estrés de cualquier tipo favorecen la susceptibilidad a la enfermedad. La temperatura óptima para el desarrollo de la enfermedad en los frutos de papaya es entre 18 y 29 °C, y la temperatura mínima para su crecimiento es de 9 °C. La germinación del hongo requiere una humedad relativa del 97%, por debajo de este valor la germinación es mínima.

El manejo de esta enfermedad debe incluir desde la planificación del cultivo hasta su comercialización, teniendo en cuenta los siguientes puntos:

Selección del sitio de cultivo: se debe elegir un lugar con una precipitación que limite la proliferación de esta enfermedad.

Selección del cultivar: es importante conocer los diferentes cultivares de papaya para elegir aquellos que sean más resistentes o tolerantes a la enfermedad, pero que también se adapten a nuestras necesidades.

Limpieza del terreno: antes de establecer la plantación, es necesario retirar todos los residuos orgánicos, como malezas, frutos del cultivo anterior, hojas y ramas, donde el hongo pueda sobrevivir.

Mejora del sistema de evacuación. Esta práctica se lleva a cabo antes de la plantación mediante una nivelación, dejando una ligera inclinación para evitar la acumulación de agua que favorezca el desarrollo del hongo.

Densidad de plantación adecuada. Una distancia adecuada entre las plantas evita el aumento de la humedad en las hojas, y también facilita el secado rápido de los frutos en caso de lluvia.

Poda para mantener la salud de la planta. Consiste en eliminar las hojas envejecidas o descoloridas de la planta, generalmente las inferiores. Con esto no solo se previene la posible propagación del hongo, sino que también se facilita la aplicación de fungicidas. Todos los restos deben ser retirados de la plantación para evitar cualquier riesgo de infección por el hongo.

Fertilización equilibrada. Es importante no tener un exceso de nitrógeno que cause desequilibrios en los nutrientes, y aplicar las dosis adecuadas de potasio, calcio, manganeso, cobre, zinc, hierro y boro que ayuden a que la fruta sea más rígida y resistente al ataque del hongo.

Cosecha. Al momento de cosechar, se deben utilizar herramientas, equipo y envases previamente desinfectados con productos como cloro o sales cuaternarias. También es necesario que las personas encargadas de esta tarea desinfecten sus manos previamente. El envase utilizado debe minimizar los daños por golpes.

Figura 3. Frutos de papaya envueltos en papel encerado y empaquetados en cajas.

Uso de envases adecuados. El uso de cajas, periódicos o papel encerado para envolver la fruta y/o envases especializados (redes de poliestireno) evita cualquier golpe o roce entre las frutas o con el suelo al momento de cosechar y/o empacar, lo que podría causar estrés o lesiones por donde el hongo pueda ingresar. Además, se debe procurar exponer la fruta lo menos posible al sol al cosecharla, utilizando mallas que reduzcan la radiación en los remolques de carga.

Lavado de la fruta. Una vez que la fruta llega al envase, debe lavarse con una solución clorada a una concentración de 100 ppm.

Aplicación de productos fungicidas. Después de ser lavada, la fruta se sumerge en una solución con fungicidas. Algunos fungicidas utilizados son el Tiabendazol (no más de 2000 ppm de ingrediente activo) o el Procloraz (250 a 750 ppm de ingrediente activo), aunque también se han utilizado otros fungicidas como Clorotalonil, Azoxystrobin, Trifloxystrobin, entre otros, cuyas dosis dependerán de las concentraciones en las que se formulen dichos productos. Es necesario rotar estos fungicidas para evitar que el hongo desarrolle resistencia. Es importante mencionar que la aplicación de estos productos antes de la cosecha ayuda a reducir la incidencia del patógeno después de la cosecha (aplicaciones cada 2 o 4 semanas).

Tratamiento térmico. Consiste en calentar la fruta durante 30 minutos a 42 °C, seguido de 20 minutos a 49 °C. El tiempo entre una inmersión y otra no debe superar los tres minutos. La fruta tolera este tratamiento térmico que inactiva eficazmente las infecciones latentes.

Enfriamiento de la fruta: Si los frutos se enfrían inmediatamente después de la cosecha a una temperatura de 13 °C, el crecimiento del patógeno y los cambios en la maduración ocurren de forma lenta. Es importante evitar que la fruta madure a temperaturas de 15 a 17 °C, ya que durante ese período el hongo puede desarrollarse considerablemente.

Atmósferas controladas: Para conservar la fruta en buen estado durante 3 a 5 semanas, es recomendable mantener una concentración de gases de 3 a 5 % de oxígeno y de 5 a 8 % de dióxido de carbono, a una temperatura de 10 a 13 °C y una humedad relativa de 90 a 95 %, aunque esto puede variar dependiendo del tipo de fruto y su nivel de madurez al momento de la cosecha.

Cadena de frío: Es esencial evitar cambios bruscos de temperatura una vez que las frutas se almacenan a temperaturas de entre 12 a 14 °C, ya que esto puede generar condensación de agua y el desarrollo de hongos.

Tratamiento orgánico: En lugar de utilizar productos químicos, se han empleado productos orgánicos que contienen extractos de cítricos, ácidos grasos de palma africana, entre otros. También se pueden utilizar ceras que previenen el desarrollo del patógeno y mejoran la apariencia visual de la fruta.

Figura 4. Daños causados al fruto de papaya por antracnosis.

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